Por Francesco Taboada Tabone*
CE. PUEBLOS Y GOBIERNO
Según datos oficiales, los indígenas en
Morelos suman alrededor de 300,000, cerca del 18% de la población, de los
cuales 30,000 son nahuatlatos, es decir, hablan la lengua madre, el náhuatl.[1] Los
pueblos donde se concentra el mayor número de nahuatlatos son Xoxocotla,
Tetelcingo, Cuentepec, Santa Catarina, antiguamente llamada Zacatepec y
Hueyapan. Existen casi por todo el estado comunidades donde el número de hablantes
se concentra en los más viejos y es muy reducido. Otros pueblos que han perdido
la lengua pero no la cultura han abanderado movimientos identitarios dinámicos
y transformadores. Cuernavaca, es una de las ciudades donde se habla el mayor
número de variantes de la lengua náhuatl, pues es históricamente un paso de
rutas comerciales donde convergen nahuas de varias regiones culturales de la
República. El proceso de aculturación forzada de los
pueblos nahuatlatos se ha acelerado violentamente en el último sexenio. El
número de nahuatlatos se reduce día con día por lo que es necesario implementar
las medidas necesarias para que la lengua original de Morelos se preserve y
desarrolle en un ambiente de armonía y crecimiento cultural.
La lucha de estos pueblos por su
emancipación comienza cuando las huestes españolas invadieron parte del
territorio que hoy ocupa Morelos. La Independencia y las leyes juaristas
debilitaron a las comunidades propiciando los excesos de la industria de la
caña de azúcar. Emiliano Zapata, que sí hablaba náhuatl como muchos otros de
sus contemporáneos, trató de redistribuir las tierras de acuerdo a los títulos
originales que daban fe de la fundación de pueblos. Los gobiernos
postrevolucionarios, sin embargo, negaron al indígena morelense. Hasta mediados
de los años ochenta, no existía en las monografías editadas por el gobierno
ningún indígena en la población del estado. La conformación política de nuestra
región ha condenado a la mayoría de las comunidades al yugo de municipios mestizos
de carácter centralista, homogeneizante y excluyente que se han aprovechado de ellas
y las tierras de su propiedad de infinitas maneras. Esto ha provocado que los
pueblos se organicen para proteger su derecho a la reproducción cultural y la
defensa de su territorio físico y simbólico. Xoxocotla, por ejemplo, ha llevado
a cabo una lucha por su autonomía muy bien organizada a través de su historia
cuyo último episodio fue el levantamiento de los 13 Pueblos en defensa del
agua, el aire y la tierra; movimiento al cual el gobierno respondió con el uso injusto
del ejército.
Para los pueblos nahuas el amor tlazohtla y el respeto talcaiita van ligados a la reciprocidad,
al concepto de tequio, de trabajo
comunitario. Los gobiernos de los últimos sexenios en Morelos no han sabido
honrar estos conceptos y su labor ha sido cotona,
es decir, han estimulado la ruptura de la reciprocidad, provocando un relación
de confrontación directa con los pueblos.
OME. LA NUEVA VISIÓN
Uno de los mayores actos de justicia que el
gobierno de la nueva visión debe ejecutar en Morelos es la municipalización de los
grandes pueblos nahuatlatos con el objetivo de que éstos adquieran su autonomía
cultural. Los pueblos indígenas son
quizá el contingente más poderoso de nuestro enjambre social. No son un grupo
vulnerable como los gobiernos lo han calificado inumerables veces para así
hacerlos sujetos de políticas asistencialistas. Al ser los más antiguos
propietarios de la tierra en la que hoy vivimos y considerarse guardianes de la
misma, tienen la certeza moral, ética e histórica de exigir sus planteamientos
y anhelos acudiendo a distintas formas de expresión que no siempre son
aceptadas por el institucionalismo anacrónico y monocultural. Las demandas
indígenas son tan urgentes en Morelos que requieren de toda la atención y
presupuesto necesarios para ser atendidas. Nuevamente se presenta como ejemplo
el caso de los 13 Pueblos que, en seis años, la administración saliente no ha
conseguido rersolver. La municipalización será necesario ejecutarla desde
una estructura que permita una negociación abierta y plural, una negociación en
náhuatl.
No
existe en el gobierno de Morelos una instancia de la envergadura necesaria y
con la altura histórica que le corresponde dedicada a este sector de la
población, del que además, todos formamos parte pues muchos venimos de ahí y
otros comemos de lo que en las comunidades se produce. La delegación de la
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas ha resultado ser
una agencia de colocaciones de personas ligadas al gobierno federal sin
raigambre en los pueblos. Es urgente crear una Comisión Estatal de Pueblos
Indígenas que funja como vínculo entre el gobierno y las comunidades. Es tarea
del gobierno de la Nueva Visión voltear sus ojos hacia nuestro origen e
impartir justicia histórica.
* Francesco Taboada Tabone cursó la
Maestría en Estudios Mesoamericanos de la UNAM con el proyecto de tesis AMO TI MO KAUA, Movimientos
sociales de raíz indígena en Morelos. Cineasta,
autor de los largometrajes Los Últimos
Zapatistas (2000), Pancho Villa, la
Revolución no ha terminado (2007), 13
Pueblos en Defensa del Agua, el Aire y la tierra (2009), Tin Tan (2010), y Maguey (2013). Sus obras le han valido a México y Morelos más de
treinta premios internacionales. Actualmente filma el largometraje de ficción Revolución del Sur en comunidades
indígenas del estado de Morelos. Recibió la presea Cecilio Robelo por su
investigación para preservar en cine la memoria oral del zapatismo de los
pueblos de Morelos. Su trabajo de investigación en comunidades ha conformado una
relación de empatía con las mismas que le ha permitido crear una base social y
compartir los anhelos y reivindicaciones históricas de los indígenas
morelenses.
[1] Estadísticas del Consejo Consultivo para la Atención a Pueblos Indígenas en Morayta et. al., Los Pueblos Nahuas de Morelos, Atlas etnográfico, Tohuaxca, Togente, Lo Nuestro, Nuestra Gente, Gobierno del estado de Morelos, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México 2011.